Mañana sábado, 120 jóvenes abulenses llegarán a la Plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, completando así seis días del Camino de Santiago. Antes de la partida, hablábamos con el director del Secretariado de Pastoral Juvenil, Nicolás Ruiz Humanes, quien nos confesaba que los jóvenes estaban “ilusionados. El Camino de Santiago siempre es una iniciativa que convoca a muchos jóvenes. También a varios sacerdotes jóvenes que están apostando también por invertir en los jóvenes, que los jóvenes conozcan al Señor. Es una realidad esperanzadora para nuestra diócesis, que tiene también tiene un rostro joven y, gracias a Dios, está muy viva y tiene muchas iniciativas y los jóvenes cada vez también implican más”.
La ruta que están realizando es la llamada variante espiritual del Camino de Santiago, que parte de Pontevedra para recorrer toda la costa de las Rías Bajas. ”La que todo el mundo conoce es el camino francés, que es el clásico, pero hay muchos más caminos. Y esta es parte del Camino Portugués, pero con una variante que va por la costa y que es muy bonita. Y tiene una peculiaridad, que una de las etapas es en barco”. Destaca Nicolás asimismo el contacto con la Creación, con el mar, con la naturaleza, “que también es una forma de evangelizar y que los jóvenes descubran también ahí a Dios”.
La elección de esta variante espiritual no es baladí, ya que coincide con este Año de la Oración que el Papa Francisco ha convocado este 2024 como preludio del gran Jubileo Universal de 2025. “Durante el Camino estamos trabajando mucho la oración personal y comunitaria. Tenemos grandes ejemplos de maestros de oración aquí en la diócesis, así que desde luego testimonios no nos van a faltar”.
Las expectativas de cara a los frutos de este Camino de Santiago es que los jóvenes tengan un verdadero encuentro con Cristo. “Un peregrino se pone en dificultad, se pone en camino, con una dirección, con una meta. Entonces, creemos que en ese camino también el Señor les está acompañando, también a través de su Iglesia, y que ellos se encuentren con el Señor y vengan con una experiencia tan fuerte que después podamos hacer un proceso con ellos. Que después esos jóvenes se puedan integrar en los grupos de las parroquias, en los grupos de arciprestazgo que tenemos en la diócesis, y que, gracias a Dios, puedan ellos seguir siendo discípulos y haciendo ese proceso de seguir conociendo al Señor y que ellos también sean protagonistas y evangelizadores”.
